Críticas
sábado 26 de octubre de 2024
La historia sigue a Álex (Javier Rey), un exitoso compositor que atraviesa una crisis creativa y personal. Buscando escapar de la presión y encontrar inspiración, se instala en una casa aislada en la costa norte de España. Sus únicos vecinos son un matrimonio que reside en una casa cercana. Sin embargo, la paz que busca se ve violentamente interrumpida cuando, durante una tormenta eléctrica, Álex es alcanzado por un rayo. A partir de ese momento, comienza a sufrir visiones perturbadoras que lo conducen a un estado de creciente paranoia.
Lo que inicia como una historia de suspenso pausado, se convierte en un entramado de misterios oscuros donde cada personaje oculta secretos, y cada interacción siembra más dudas. El conflicto entre realidad y alucinación va en aumento, sumiendo al protagonista —y al espectador— en un juego mental que lo acerca al borde de la locura.
Conocido por thrillers como El cuerpo (2012), Contratiempo (2016) o El inocente (2021), Paulo ha consolidado un estilo que prioriza la intriga y la construcción de un “puzzle” narrativo. La última noche en Tremor no es la excepción. El primer episodio, abstracto y algo críptico, plantea un escenario en el que el espectador, al igual que el protagonista, desconoce el curso real de los eventos. Este efecto de desconcierto inicial es una apuesta que exige paciencia y un sentido agudo de observación, pero que promete recompensa a quienes permanecen atentos.
La miniserie introduce giros de guion con precisión, revelando lentamente las complejidades de sus personajes y sus motivaciones ocultas. Esto convierte a La última noche en Tremor en una experiencia inmersiva, donde el espectador se siente arrastrado a un torbellino de sospechas y paranoias, sin una clara salida a la vista.
En el apartado visual, la serie cuenta con una producción meticulosa que utiliza los paisajes naturales y el clima del norte de España para potenciar una atmósfera de soledad y tensión. Cada episodio es tratado como un relato cinematográfico, lo cual se nota en el cuidadoso diseño de sus secuencias y en la calidad de su ambientación, elemento que contribuye a la sensación de encierro y aislamiento.
El reparto es otro de los puntos fuertes de esta producción. Javier Rey ofrece una interpretación profunda que explora la fragilidad emocional de su personaje, mientras que Ana Polvorosa muestra una faceta distinta, alejándose de sus papeles más conocidos y entregando una actuación sólida. Pilar Castro y Willy Toledo complementan el elenco con actuaciones que aportan peso al misterio y mantienen la tensión en cada momento.
La última noche en Tremor no es una simple thriller psicológico; es un arriesgado relato sobre los límites de la percepción y la delgada línea que separa la cordura de la locura. Oriol Paulo construye una narrativa compleja que explora temas como el trauma y la introspección, llevándonos a preguntarnos si las visiones de Álex son reflejo de heridas emocionales o si realmente está atrapado en un laberinto donde sus propias percepciones se convierten en su peor enemigo.
La narrativa no lineal y el estilo de Paulo garantizan que cada episodio deje al espectador con más preguntas que respuestas, elevando la intriga y asegurando que el suspenso se mantenga hasta el final.
8.0
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